sin humo y sin cenizas la llama que prendiste,
volveré por la cuesta nostálgica de antaño
al final de los meses que tejiera aquel año.
No te diré las frases de perdón o reproche
que has soñado, despierta, en medio de la noche.
No te perdono nada: que Dios te dé sentencia;
ni te reprocho nada: lo dejo a tu conciencia.
Ya ha sufrido bastante tu corazón culpable,
por la absurda flaqueza de aquella acción cobarde,
para que te recuerde que no fuiste sincera,
que escapaste a la sombra cuando yo padeciera.
Pero no te recuerdo, que el recuerdo es cariño,
ni tampoco te odio (aún no he aprendido a odiar).
Yo, que supe adorarte con ternura de niño,
no sabré despreciarte ni recordarte más.
Ya ves, aún ahora que está latente y vivo
el traidor zarpazo que me ha dado tu acción
ya viajas por mi mente camino del olvido,
¡ya nada a tí guarda mi amante corazón!
Karl Sefni
Prision de La Cabaña
1964
Karl Sefni
Prision de La Cabaña
1964