Amo mi casa, encendida
por el sol de la mañana,
y una lejana montaña
en mi ventana, perdida.
Amo el agua en la quebrada,
el color del horizonte,
y amo el trinar del sinsonte
al cantar en la enramada.
Y las palmas que se mecen,
y las nubes cuando pasan....
Mas las penas me traspasan
y el recuerdo desvanecen.
Despierto en extraña tierra,
todo en invierno y en sombra,
y en mi pecho, sin alondra,
hay un grito que me aterra.
Karl Sefni
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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