miércoles, 28 de octubre de 2009
ENTREGA
Un jardín de mariposas en Cayo Hueso fue la inspiración de esta poesia y el vestido blanco que ella tenia puesto esa tarde. Todavía tengo esa imagen en mi mente.
En un jardín de mariposas,
vestida de blanca seda, la vi volar:
la luna dibujando en su reflejo
la desnuda silueta de novia ante el altar.
Hervía mi sangre, ansiando poseerla.
Pétalos rosados que cubrían el diván,
donde poder saciarme con su manantial
la lava ardiente de mi ardiente volcán.
De rodillas, sediento, abrigué su cintura
con las alas tremantes de mi cálido amor
y en su claro follaje que humedecía el ansia
saborié el rocío de una dulce pasión.
Su espalda enloquecida irguióse con soltura,
el pelo negro íba cubriendo su expresión.
De sus labios carnosos escapó, cual gemido:
"¡Lléname toda, toda, con ese loco ardor!"
Y yo amé de su boca la sonrisa perfecta,
de su piel afiebrada lo ardiente de su flor,
y desgarré mi alma ante su cuerpo esbelto
para entregarle entero mi profundo calor.
JC
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